El Giro y los mundos de Tadej Pogacar

Que alguien del llamado ‘Big 6’ del ciclismo actual (Roglic, Vingegaard, Van der Poel, Van Aert, Evenepoel y Pogacar) se decida a disputar una carrera genera hoy en día en esta última una expectación más alta de lo normal. Sus altísimas capacidades físicas en conjunción con la calidad de sus equipos convierten en un quebradero de cabeza cualquier táctica de los rivales para ganarles y cierran prácticamente cualquier opción de victoria a los demás. Que se hayan escapado solo un puñado de carreras World Tour de su dominio o influencia de marzo hasta finales de abril este año dice mucho del viraje del ciclismo de especialistas de hace unos años a uno de ciclistas totales, concentrados en participar y arrasar en las mejores carreras.

Del esloveno Tadej Pogacar (UAE Team Emirates) está, a sus 25 años, todo dicho, todo escrito y todo mostrado en carrera. Un portento físico pese a su escualidez, una fisionomía de escándalo que sigue sorprendiendo por los números que mueve (VO2, vátios…) y cómo recupera a sus entrenadores y unas piernas de oro, de época, que no se veían trabajar tan bien en tan diferentes terrenos (montaña, cronos, cotas, pavé) desde Bernard Hinault. Con él cada carrera desacredita el tópico de que el ciclismo es aburrido, donde no pasa nada y todo se decide en los últimos kilómetros.

Pogacar, celebrando una de sus más de 70 victorias. Foto: Cordon Press.

El Giro de Italia genera un gran impacto, participe quien participe, en prensa y televisión, aunque también en la economía local del país transalpino. Aunque sin casi españoles, cinco en total, y con solo Eurosport y la vasca ETB mostrando la carrera, la participación del esloveno parece que puede hacer repuntar las audiencias, sobre todo si sigue en su estela vistosa a la par que arrolladora como hasta ahora: ataque en la primera etapa con números de escándalo, victoria en la segunda al estilo Marco Pantani en el 99 (problema mecánico y remontada para ganar en solitario) e intentona también en la tercera vestido ya con el rosa, donde la mala fortuna debería alinearse para no verle vestido así en Roma dentro de tres semanas.

Con el esloveno en liza en una gran vuelta hay que estar en forma desde el primer día. En tres etapas en el Giro cohabitan ya dos carreras: la de Pogacar y la del pódium, que puede estar entre cuatro o cinco ciclistas (Thomas, D.F.Martínez, Uijdebroecks o Einer Rubio, entre otros). De momento, nadie piensa en cómo estos excesos de los tres primeros días pueden pasarle factura en la dura tercera semana de carrera o, poniendo la vista más a largo plazo, en el Tour de Francia, donde competirá con Roglic, Evenepoel y Vingegaard, este último su verdugo en 2022 y 2023, todos ellos tocados después de sus caídas en la pasada Vuelta al País Vasco.

Desde 1998 ningún ciclista ha logrado ganar el Giro y el Tour el mismo año y Pogacar ha reunido una serie de condiciones para intentarlo esta temporada, en la más veraz apuesta desde la de Pantani hace más de 25 años: un Giro menos duro este año (bastantes menos metros positivos que en ediciones anteriores), una reducción drástica del calendario (ha corrido 10 días antes del Giro y se plantará en la salida del Tour con 31), presentará el equipo más fuerte que ha podido encontrar UAE en el Tour (se prevé que entren Yates, Ayuso, Sivakov, Almeida y Marc Soler en ese ‘8’) y su aún juventud y capacidad de recuperación (ataca este reto aún con 25 años, casi o en su pico de rendimiento deportivo) jugarán en su favor.

De momento la carrera italiana alberga aún muchas trampas como las de Livigno, Sappada o la del Bassano del Grappa y puede que estos siguientes días (no muchos, porque las etapas del jueves, viernes y sábado se presentan interesantes) se vea a un Pogacar alegre frente a las cámaras de televisión y más relajado, aunque igualmente concentrado y arropado por su equipo. Aunque nunca se sabe lo que un ciclista de su clase, sabiéndose el más fuerte de la carrera, yéndole todo bien de momento en el Giro a él y a su equipo y disfrutando de esta primera participación lo que podría estar rondándole por la cabeza.

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